Algunas veces el agente inmobiliario debe saber cuándo ser un poco ‘temerario’ con el comprador de una casa o incluso con el vendedor. Los riesgos que se toman al intentar vender a un cliente un inmueble que no encaja con lo que pide son altos, pues evidentemente se pueden frustrar sus expectativas y podrían buscar otro asesor inmobiliario. No obstante, en ocasiones otras recomendaciones del API al comprador pueden llevarle a comprar un inmueble que le guste más y que se adapte mejor a lo que realmente necesita.
Esto solo ocurre en algunos casos:
Cuando la vivienda que demanda el comprador está muy alejada de su presupuesto y su verdadera capacidad de compra, es necesario proponerle otras opciones, que viéndolo desde un punto más realista serán más asequibles para su ‘bolsillo’.
Cuando el comprador describe detalladamente qué estilo de vida quiere llevar después de comprar la casa y el API le ofrece otra vivienda en lugar de la que el cliente ha pedido. El agente, es un gran conocedor de sus inmuebles, de los diferentes entornos y los ambientes donde se sitúan, por tanto, puede sugerir otra casa en la que el cliente podrá desarrollar mejor ese tipo de vida que en la que él mismo cree.
Ocultar algunos detalles del estado de la vivienda. En los casos en los que el agente inmobiliario aconseje al vendedor, también debe evitar que éste sea ‘temerario’, por su propio bien. Desde que empezó la crisis, es mucho más difícil vender, por eso, el vendedor se puede ver tentado a ocultar algunos aspectos concretos de la casa, que para el comprador podrían ser decisivos. Si se oculta información que puede considerarse relevante, podemos incurrir en un especie de fraude con el comprador y puede que antes o después la casa sea inspeccionada por un técnico, que pueda dejar al propietario en evidencia. Como nos enseñaron nuestras abuelas, “siempre hay que ir con la verdad por delante”, y en este punto no puede haber más discusión.
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